Lavar los platos

25 de octubre de 2015
Mi opinión sobre la interpretación que debería darse a la frase de Domingo Cavallo, y la necesidad de adoptar el modelo de Belgrano.


La anécdota

En los últimos días, luego del resultado de la primera vuelta electoral para la elección de Presidente para el período 2015-2019, se generó en el ambiente científico una iniciativa que impulsa recordar el episodio de «mandar a lavar los platos» que hiciera el ex-Ministro de Economía Domingo Cavallo en septiembre de 1994.
Lavar los Platos

Lamentablemente el imaginario colectivo cree que Cavallo mandó, genéricamente, a los científicos a lavar los platos. Y se interpreta eso como un símbolo del desinterés o menosprecio de Cavallo por los científicos en general. Ojalá hubiera sido así. Al menos Cavallo hubiera sido coherente con sus políticas económicas.
En realidad lo que ocurrió fue distinto, y lo cuenta en el Suplemento Futuro del diario Página 12 (por desagracia discontinuado luego de la muerte de su conductor Leonardo Moledo) la protagonista Susana Torrado en esta nota hecha el 26 de septiembre de 2009, cuando se cumplían 15 años del hecho:
Torrado había dicho que el aumento de la desocupación que se estaba evidenciando era simplemente una consecuencias de las políticas neoliberales que se estaban aplicando. Cavallo, en un arranque machista, simplemente dijo que se fuera a lavar los platos. Para él, una mujer no debía meterse en esos temas aunque fuera una prestigiosa investigadora del CONICET, sino que debía estar en su casa lavando los platos. Es decir, no solamente la denostaba porque una cientista social se metía con cosas económicas sino también por ser mujer.

Modelos de desarrollo

El 12 de septiembre del año 2013 me invitaron a dar una charla en el Seminario del Programa RAICES organizado en el marco de «30 años de Democracia y su contribución a la ciencia, tecnología, innovación y derechos humanos» realizado el en el Palacio San Martín, sede de la Cancillería, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Allí hice un rápido repaso de mi visión sobre el desarrollo de la ciencia en la historia Argentina, asociada a los modelos de desarrollo, y lo que había ocurrido en la última década.

30 años de Democracia y su contribución a la ciencia, tecnología, innovación y derechos humanos


Nos hemos acostumbrados en los últimos años a que los medios nos convenzan de dos cosas:
1) que hay una «grieta» que divide artificialmente a los Argentinos
2) que esa «grieta» se generó en los últimos años
A mi me gusta pensar que lo que se denomina «la grieta» no es más que dos modelos de desarrollo en pugna. Pero que no están en pugna desde hace unos pocos años, sino desde la independencia.
Identifico a las diferencias políticas entre los seguidores de Moreno, Belgrano, Castelli y Monteagudo con un modelo de desarrollo que se enfrentó con el de los seguidores de Saavedra. O unos años después las posiciones de Artigas contra las de Rondeau y Posadas. O las ideas económicas de Dorrego contra las de Rivadavia.
En Estados Unidos el mismo conflicto del Norte «industrialista» y el Sur productor y exportador de materias primas se resolvió a favor del primero como consecuencia de la Guerra Civil de 1861-1965.
En Argentina el conflicto entre los sectores agro-ganaderos, ubicados en la Pampa Húmeda, aliados con los comerciantes de los puertos se impuso a los del interior del país, que impulsaban un desarrollo industrial nacional basado en el mercado interno. Fue así que los intereses de Mitre se impusieron en la organización nacional a los del interior.
Para entender esto claramente vale la pena escuchar el discurso dado por el ex-Presidente Raúl Alfonsín el 30 de octubre de 1996, al cumplirse el 13º aniversario del regreso de la democracia. Es casi una hora, pero es una verdadera clase de economía:

Pongo específicamente a Alfonsín para que no queden dudas que no hablamos de alguien involucrado en los debates de la última década. Alfonsín intentó con su primer ministro de economía, Bernardo Grinpsun, «ir pueblo por pueblo levantando las persianas de las fábricas cerradas» durante la dictadura cívico-militar, y no pudo.

En resumen, si la política económica del país no va a propender al desarrollo de la industria nacional y al cuidado del mercado interno, lo coherente es hacer lo que hizo Cavallo: cerrar en la práctica el CONICET, disolver el Ministerio de Ciencia (como ocurrió en España), etc. Porque para estos modelos la ciencia no es una actividad prioritaria y estratégica para el desarrollo, sino un lujo que uno se puede dar si tiene recursos, pero no es algo que necesite para darle sustento a la población.

Corolario

Podemos poner en las redes sociales imágenes como esta:
Lavar los Platos_3
o como esta:
Lavar los Platos_2
Pero debe quedar claro que no estamos defendiendo nuestro interés personal o sectorial. La realidad es que cualquier investigador del CONICET o del Sistema Científico y Tecnológico, por la capacitación que le brindó el país, está en excelentes condiciones para conseguir un buen trabajo.
Y en mejores condiciones todavía los que se formaron en ciencias exactas y naturales, dado que su inserción a nivel internacional no es solamente aceptada sino que es promovida. Para los que tenga alguna duda sobre cómo y porqué Estados Unidos impulsa la formación de un millón de nuevos egresados en ciencia, tecnología, ingeniería y matemática pueden leer:

Comprometerse para sobresalir


Los países que apuestan a un desarrollo industrial propio demandan ciencia y tecnología, y la consideran necesaria y estratégica. Si además pueden hacerse de esos recursos humanos sin hacer inversión en formarlos, mejor.
Pero además, un país con las características y población como las nuestras solamente puede darle trabajo digno a su gente si tiene desarrollo industrial nacional .
O dicho de otra forma, la experiencia indica que si optamos por las políticas neoliberales que implican que el estado debe ser prescindente, dejar que las fuerzas del «mercado» actúen libremente, el valor del dolar lo fije el sector con mayores ventajas de competitividad natural (agroexportador), y no subsidiamos a la industria (por ejemplo con retenciones a las exportaciones agrarias), la desocupación es de aproximadamente el 20%.
Y con un 20% de desocupación el país es invivible, sin importar si uno personalmente está salvado. Como decía Alfonsín en su discurso, no se puede vivir en un Country rodeado de villas de emergencia.
Por eso es que necesitamos de una vez por todas consolidar UN modelo de desarrollo. Y debe ser el que soñó nuestro primer economista, Manuel Belgrano (López, Rodrigo. «Las ideas económicas de Manuel Belgrano y Mariano Moreno». La revista del CCC [en línea]. Enero / Agosto 2009, n° 5 / 6)

Jorge Aliaga
28/10/2015
jorgealiaga.com.ar
Para los que quieren debatir lo que pienso, un par de documentos donde profundizo en el análisis:

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