¿Estudiar es trabajar?

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Una descripción del «problema»
Desde hace algunos años apareció una nueva versión de «investigar es trabajar», el reclamo de los estudiantes de doctorado para ser considerados trabajadores, y es el reclamo de los estudiantes de grado por cobrar por diversas tareas formativas que realizan en grupos de investigación. No estoy hablando del caso de un alumno que hace un trabajo de técnico o de apoyo a la investigación, que es otra cosa, y debe regirse por las normas legales de contratos de trabajo.

¿De qué estamos hablando? Todos los que hemos decidido estudiar alguna carrera universitaria no vemos la hora de terminar los estudios y empezar a trabajar en lo que imaginamos que era lo que queríamos hacer como medio de vida. En definitiva, uno no se imagina que lo que quiere hacer como trabajo es estudiar, sino que lo ve como un trayecto necesario para llegar a un fin.
En algunas carreras, como en la mayoría de las de Ciencias Exactas y Naturales, hay instancias curriculares en las que un alumno realiza un «trabajo de investigación». Uso las comillas porque es obvio que el estudiante es eso, un estudiante, que hace esa actividad como parte del proceso formativo. No es un investigador, dado que no terminó con su formación. Justamente completa y adquiere esa formación haciendo esas actividades. Tampoco es una instancia donde debe trabajar como «técnico», dado que eso no cumpliría con la función de ser formativo.
En la carrera de física existe Laboratorio 6 y 7 (se llamaba Laboratorio II cuando yo estudié), en la que un grupo de dos alumnos realiza un trabajo experimental bajo la dirección de un investigador. Al finalizar la carrera se realiza un Trabajo de Licenciatura, actividad que demanda una dedicación de aproximadamente 20 horas semanales durante entre 6 y 12 meses. Este trabajo final, que existe en todas las carreras de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, salvo biología donde es optativa y química donde se sacó al modificar el plan de estudios, es la manera de completar la formación, viendo en carne propia como es la experiencia de tomar un tema, estudiarlo y tratar de resolverlo.
Además de estas actividades curriculares en algunas carreras, especialmente en Biología, se ha hecho muy común que un alumno se incorpore casi al comienzo de su cursada en un grupo de investigación. Esto puede estar impulsado por diversas motivaciones:

  • puede ser por el interés del alumno en empezar a hacer cuanto antes lo que en definitiva eligió. Muchas veces esto conspira con la regularidad de los estudios, si no se dosifica adecuadamente.
  • en especial en biología, que es la carrera con más alumnos (38% del total), se genera una psicosis en la que se cree que el que no termina su carrera con un par de trabajos publicados no va a tener chances de tener una beca para hacer el doctorado. Y con esa «justificación» se dice que están en la práctica obligados a entrar a un laboratorio aunque no quieran. Es decir, que ya no sería algo que el alumno DESEA por vocación, sino algo a lo que se ve «obligado». Se llega incluso a plantear que esto es promovido por los investigadores porque es «negocio» tener alumnos «trabajando» gratis. Todos los que hemos tenido alumnos de grado en el grupo sabemos que, en general, el tiempo que pasa hasta que adquieren ciertas competencias y pueden desarrollar alguna tarea con algún grado de independencia es largo. Es decir, muchas veces tener un alumno de grado es un oportunidad de tener a futuro un buen alumno de doctorado y no algo que genere un beneficio en el corto plazo. En ese sentido creo que debería desalentarse la creencia de que el que no tiene varios papers cuando termina su carrera de grado «perdió», bajando todavía más, como hicimos en el Consejo Superior de la UBA en 2013, el peso que se le da a los antecedentes científicos para acceder a una beca, que ahora es del 8% del total.

Y a esta situación se suma que desde hace menos de 10 años se han instaurado Becas de Estímulo para que estudiantes de grado se vuelquen a la investigación. Esto surgió en la UBA y luego fue incorporado por el CIN. Exactas es la Facultad dentro de la UBA con mayor cantidad de Becas Estímulo.
Estas becas NO fueron pensadas para resolver problemas económicos de estudiantes. Es decir que NO son becas que se asignan por dificultades socio-económicas. El objetivo de las Becas Estímulo es tratar de lograr que, en aquellas carreras con una fuerte impronta profesionalista (que no es precisamente Exactas), donde los estudiantes no se vuelcan a hacer investigación sino que comienzan tempranamente a trabajar fuera del ámbito universitario, se logre que al menos un pequeño grupo se vuelque a la investigación.
No es un dato menor que jóvenes de los grupos de investigación de Ingeniería, Agronomía, Medicina, Bioquímica son en buena medida egresados de Exactas, lo cual genera un serio problema porque en definitiva la incorporación de un físico a un grupo de investigación en Ingeniería no reemplazará necesariamente a un ingeniero, por su formación disciplinar. Lo mismo vale para biólogos y médicos, biólogos y agrónomos, etc.
La «tormenta perfecta»
La realidad socio-económica de los estudiantes de Exactas-UBA es en general de hijos de clases medias y medias-altas, una enorme proporción egresados de colegios universitarios, 50% de egresados de colegios privados. Es la Facultad que tiene mayor porcentaje de alumnos becados, y en base a las convocatorias que se hacen anualmente a becas de la Facultad, los asistentes sociales tienen un buen panorama de las características de los aspirantes. Desde ya que existe un número no menor de alumnos con reales problemas económicos familiares. Estos deben ser los beneficiarios de los diversos programas de becas (Bicentenario, Sadosky, Sarmiento, Exactas, …), como de hecho ocurre.
Sin embargo existe una proporción grande de alumnos que decide trabajar porque quiere tener independencia económica, y no porque la familia no esté en condiciones de darle casa, comida y viáticos a lo largo de sus estudios universitarios.
Pero a pesar de esta realidad más que evidente se ha hecho normal el reclamo de las agrupaciones estudiantiles sobre la necesidad de que haya una política de becas completas para todos los estudiantes. Para poder ser financiado esto genera una enorme demanda presupuestaria, y además implica analizar la justicia del reclamo en un contexto donde los beneficiados están en los primeros deciles de la pirámide de ingresos de la sociedad.
En este escenario aparece el tema de los alumnos que deben hacer una actividad en un laboratorio como parte de su currícula o de aquellos que quieren hacer una experiencia formativa por decisión propia. Como algunos de ellos son becados por los programas de estímulo al inicio de la investigación, aparece el reclamo de que TODOS reciban una remuneración, bajo el concepto de que están haciendo un TRABAJO y por lo tanto están siendo explotados por el sistema.
Un ejemplo
Un ejemplo típico de una «oportunidad» ofrecida a un estudiante interesado, que puede ser vista o interpretada como un «trabajo ad-honorem» es el que muestra este correo electrónico enviado por un docente: «Se ofrece lugar de trabajo para estudiante de Biología, Química o Física, como también de Bioquímica, Medicina u otra carrera afín que desee trabajar en temas de neurofisiología celular y que le falten entre 1 a 3 años para recibirse. La propuesta es colaborar en tareas de investigación sobre exocitosis, secreción y reciclado vesicular en células neuroendócrinas formando parte de nuestro grupo de investigación. Hay posibilidad de realizar la Tesis de Licenciatura y posteriormente pedir beca de CONICET cuando corresponda. Utilizamos técnicas de alta resolución, tanto electrofisiológicas, electroquímicas y de imaging. Nuestro modelo son las células cromafines de la médula adrenal, las cuales son neuronas modificadas que secretan adrenalina a la sangre. Utilizamos estas células porque nos permiten estudiar mecanismos similares a los que ocurren en la presinapsis pero con varias ventajas operacionales debido a su tamaño, geometría y las propiedades de sus vesículas y transmisores químicos. La persona interesada puede enviar su CV (incluyendo materias cursadas con notas) a esta misma dirección.»
Muchos estudiantes verían esto como una oportunidad de conocer cómo es la actividad de investigación, que conozcan sus aptitudes, y de generar un vínculo para el posterior desarrollo de actividades de investigación en ese grupo.
La mayoría de las agrupaciones estudiantiles mostraría este mensaje como una demostración de que sus reclamos de «renta» a los «trabajadores ad-honorem» es una realidad tangible.
Un falso argumento
Desde el año 2013 el Partido Obrero (En Acción), La Mella (FEM) y el PCR (Unidad) afirman que en Exactas-UBA existen 1.000 estudiantes trabajando ad-honorem,  y usan para justificar esos dichos los datos del Censo de Estudiantes de la UBA del año 2011.
En la página 103 de dicho Censo se ve que 984 alumnos declaran que participan de un proyecto o grupo de investigación en la carrera que cursan de manera «Ad-Honorem».

Se puede ver en cuadro siguiente, donde los mismos resultados están puestos en porcentajes.

Exactas es la Facultad donde un mayor porcentaje de alumnos está participando de un proyecto de investigación (20.5%), así como la Facultad con el mayor número de estudiantes que reciben una beca en el marco de esas actividades (2.5%).
Por supuesto que dentro de esos 984 habrá alumnos cursando una asignatura de su Plan de Estudios, mientras que otros estarán participando por decisión propia de un proyecto.
La pregunta que uno se podría hacer es si esos alumnos consideran que deberían recibir un pago, ya sea por cursar esas asignaturas o por participar por voluntad propia de un proyecto de investigación. Una pista a la respuesta a esa pregunta la puede dar la tabla de la página 105 del mismo censo. Allí se pregunta a los estudiantes si trabajan, y dentro de ese grupo si perciben remuneración o si lo hacen ad-honorem, o si no trabajan, separando los que no buscan un trabajo de aquellos que si lo buscan.

La misma información se puede analizar en porcentajes.

Se observa que sobre 7.120 alumnos encuestados 4.122 trabajan y reciben una remuneración, 112 trabajan ad-honorem, 1.730 no tienen trabajo ni lo buscan mientras que 1.049 no tienen trabajo pero lo querrían tener.
Esto es un dato interesante que es escondido por los que afirman que hay 1.000 estudiantes haciendo trabajo de investigación ad-honorem. Resulta que 984 estudiantes declaran hacer actividades de investigación sin cobrar pero solamente 112 dicen que tienen un trabajo ad-honorem. Es decir que aun en el caso que TODOS los que declaran tener un trabajo ad-honorem lo tengan en actividades de investigación, estos no serían más de 112.
¿Cuál es la razón que explica esta diferencia? Es evidente que la mayoría de los 984 estudiantes que declaran hacer actividades de investigación sin cobrar no consideran que eso sea un trabajo por el que deban percibir una renta.
La ideología atrás del reclamo y sus posibles consecuencias
En los últimos años se ve en la UBA, y en particular en Exactas, una tendencia de las agrupaciones estudiantiles a extrapolar el discurso de «explotador-explotado» y «dueño-obrero» al ámbito de la docencia y la investigación, tratando de poner al docente-investigador en el rol de «patrón explotador» o al alumno en el de «obrero explotado». Esto puede tomarse con humor, como lo hace Daniel Paz en sus chistes.

También podría ocurrir que se decidiera cortar por lo sano.
Doy algunos ejemplos:

  • eliminar de los planes de estudio las materias que sean una iniciación a la investigación, de forma de que los estudiantes no puedan argumentar que están haciendo un trabajo
  • prohibir que un alumno se incorpore de manera voluntaria, y sin una beca, a un grupo de investigación, para evitar que se considere un «explotado»

No por nada el Vicedecano de Veterinaria, Humberto Cisale, decía que yo era muy Jacobino.
Desde ya que todo esto impediría que aquellos alumnos que simplemente quieren darse el gusto de hacer una experiencia en algo que es su vocación lo puedan hacer. Esto sería malo para el sistema científico-tecnológico, dado que la formación de los estudiantes empeoraría.
La pregunta que uno también debería hacerse es: ¿debe becarse a todo estudiante que deba realizar un curso curricular de iniciación a la investigación o que quiera hacer una actividad en un grupo de investigación, sin importar en que medida eso es necesario para el país, sólo para acallar el reclamo de falsos explotados? Es decir, ¿es lo mismo dar becas para ingeniería, porque no hay estudiantes de ingeniería que se acerquen a las actividades de investigación que hacerlo en Exactas? ¿La cantidad de becas debe estar determinada con el interés de la sociedad o del estudiante?
Obviamente creo que es absurdo reclamar una beca para esto, que no es una necesidad socio-económica. La pregunta entonces es qué se hace.
Jorge Aliaga
04/07/2014
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Luego de publicar el texto Flor Keynes escribe:
«Flor Keynes Desde mis ojos de ingresante hay varios cuestionamientos que me generó el texto:
¿Teniendo en cuenta qué considerandos y bajo qué circunstancias se decidió que en las carreras de Química y Biología no era necesario tener una tesis obligatoria para graduarse?
¿Cómo ves vos esta decisión?
¿Qué creés que pasaría si mañana cae un pibe con una tesis optativa en Química y pide que le den puntos por ella? Por lo que estuve averiguando entre pasillos no hay una decisión unánime cuántos puntos dar por la tesis optativa.
Si bien estoy de acuerdo (o al menos me parece lógico y razonable) con «muchas veces tener un alumno de grado es un oportunidad de tener a futuro un buen alumno de doctorado y no algo que genere un beneficio en el corto plazo», pregunto desde el desconocimiento total ¿qué es lo que impide que se establezca el mismo criterio que se aplica en Física (respecto a tener materias obligatorias como labo 6 y 7 + tesis no optativa) en las carreras de Biología (que como bien dijiste representa la mayoría del alumnado) y Química?
Ya sé que hacer exactamente lo mismo en una carrera más numerosa y con varios Deptos. interviniendo es más jodido -la organización departamental de Química y Biología me recuerda a la frase de Napoleón «Si quieres que algo sea hecho, nombra un responsable. Si quieres que algo se demore eternamente, nombra una comisión»-, pero creo que posiblemente acá es donde se encuentre el quid de la cuestión.
Lo de eliminar las materias que sean una posible iniciación en la investigación para que nadie pueda argumentar que lo están explotando obviamente me parece demencial. Sacás eso y mañana la «extrema izquierda» te sale con otra campaña sobre que los planes de estudio no ofrecen la formación académica necesaria (el público se renueva). Además que tenés por default un caudal importante de pibes entrando a la Facultad con ganas de llevarse el mundo por delante y ansias de tener un mínimo contacto con la investigación. Lo único que lograría eso sería tener más alumnos buscando anuncios para ayudar en lo-que-sea en algún labo.
Viéndolo desde afuera no me parece para nada alocada la solución de «prohibir que un alumno se incorpore de manera voluntaria, y sin una beca, a un grupo de investigación, para evitar que se considere un «explotado»» si a la vez calcás la metodología de Física poniendo una especie de labo 6 y 7 obligatorio.»
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Trato de contestar.
En primer lugar quiero separar el tema de si se debe pagar por el estudio de grado o por lo que un estudiante quiera hacer de lo que puede ser una decisión académica sobre la elaboración de planes de estudio.
Sobre pagar mi posición es NO, de ninguna forma, salvo que el estado decida que debe hacerlo para tener la cantidad de graduados que necesita de una determinada carrera. Es decir, lo veo razonable como política de estímulo del estado pero jamás porque haya atrás un derecho. El derecho es que el que realmente no tiene recursos tenga una beca para estudiar, que es otra cosa.
Sobre eliminar las materias antes de pagar es eso, prefiero un mal antes que otro peor. Y por supuesto el orden de «peor» es subjetivo. Desde ya que comparto que sacar esas asignaturas es un disparate. Pero peor sería pagar por incorporarlas. Si se sacan se perjudican los mismos que aceptaron que se pague: los estudiantes. Si se paga se perjudica toda la sociedad, que es la que pone la plata.
Dicho esto, a los temas de política académica y planes de estudio, que es algo muchísimo más opinable.
«¿Teniendo en cuenta qué considerandos y bajo qué circunstancias se decidió que en las carreras de Química y Biología no era necesario tener una tesis obligatoria para graduarse? »
En Biología no se si estaba cuando era una carrera «chica» (en los años 60). Se que cuando se discutió hace unos años el argumento era que no había suficientes directores y lugares para tantos alumnos. Para mi ese argumento es insostenible, porque significa aceptar que algo que se considera necesario no se está haciendo.
En relación con química se que se discutió cuando se modificó el Plan de Estudios. Allí, como suele ocurrir en carreras donde las opciones son «formación académica» vs «campo profesional» se optó por no incluirla. Muchos consideran que eso debería ser revisado.
Lo que si conozco es la razón por la que existe Laboratorio 6 y 7. El argumento es que NO puede ser que un físico se reciba sin haber hecho, de manera «casi» personal, un trabajo experimental. Y como el seminario de licenciatura puede ser teórico, existe laboratorio 6 y 7. Digo «casi» personal porque son grupos de dos alumnos, pero trabajan sobre un dado tema durante dos cuatrimestres, por lo que si o si deben hacer una tarea experimental.
No se si esas razones son válidas en química o biología. Me imagino que si una tesis de licenciatura de geología se hiciera en un gabinete sin ir al campo a hacer un levantamiento se generaría una situación parecida.
Ya que estamos, es bueno aclarar que química, biología, geología y computación fueron declaradas de interés público y TODAS las universidades públicas, salvo Exactas-UBA (Marinelli nos ampara), acreditaron. Los contenidos mínimos acordados por las Universidades incluyen en TODOS los casos tesis de licenciatura. Es decir, los químicos y biólogos del resto del país SI hacen tesis de licenciatura, por acuerdo académico entre ellos de que eso Es necesario.
Si la discusión es sobre planes de estudio, el punto es si uno pretende que la carrera tenga MUCHAS actividades reservadas o incumbencias, o si prefiere una carrera «flexible», con muchas optativas. Ambas cosas NO son compatibles. Uno no puede tener como actividad «reservada» algo que es «optativo», por definición, dado que no cursaron eso todos los alumnos. Muchas veces para meter mas contenidos disciplinares, que son propios de las incunbencias, se baja la carga horaria de disciplinas complementarias, muy necesarias para la formación. Por ejemplo, en geología y biología se baja la carga de matemática, física y química para poner más contenidos de geología o biología, respectivamente.
Finalmente, creo que seria importante que se debata sobre los beneficios y desventajas que un alumno vaya a un laboratorio a aprender de manera «extracurricular». Estoy seguro que es una gran experiencia, pero no debería conspirar con el normal desarrollo de la carrera, dado que esa experiencia no reemplaza lo que se aprende en las cursadas. Por supuesto que es positivo, y mucho mas divertido. Pero si el alumno se pasa el día allí creo que es malo.
Finalmente, creo que en todo esto hay sumada una situación típica de la juventud y de toda relación del tipo «formador»-«formado». Es común que más pronto que tarde el estudiante tienda a sentir que el que le está enseñando y haciendo un favor al docente es él. Esto muchas veces se apoya en que si el alumno se pasa horas haciendo una tarea específica (pipetear, mirar por microscopio, armar algo) puede ser que ESO lo haga mejor que el docente. Pero claro, es muy humano valorar mucho lo que uno ya sabe en cambio de apreciar lo que todavía no sabe, justamente porque ni lo sabe.

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