Mi papa el estado

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Mi papá el estado
El día que los Consejeros Estudiantiles me criticaron por decirles la verdad a los estudiantes.

Algunas veces pasan cosas en la universidad que son increíbles para las personas que están alejadas de ese medio. Este es la historia de una de las que creo más característica.
Los becarios doctorales
En la República Argentina la educación universitaria de grado es gratuita, al menos aquella que es impartida por las Universidades Públicas. La formación de posgrado en general es arancelada. En algunos lugares, como en las Facultades de Ciencias Exactas y Naturales, y en particular en la de la UBA, el Doctorado es gratuito.
La realidad es que, si no lo tuvo que hacer por necesidad antes, cuando uno termina la carrera de grado tiene necesidad de contar con ingresos. Es muy difícil poder hacer un doctorado si uno debe trabajar durante 8 horas en un trabajo profesional. Es por esa razón que varias instituciones educativas y científicas ofrecen becas para que el estudiante de doctorado pueda dedicarse a esos estudios sin necesidad de trabajar profesionalmente.
El «baby boom»
Uno de las instituciones que mayor cantidad de becas han ofrecido históricamente para realizar estudios de posgrado en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET). Durante la década de 1990 las actividades del CONICET se vieron seriamente restringidas. La cantidad de becas doctorales se redujo sustancialmente, en consonancia con la disminución, hasta hacerse casi cero, de los ingresos a la carrera del investigador.
A partir del año 2005 el CONICET revierte esa política, tratando de recomponer la pirámide de sus investigadores, que estaba envejecida y próxima a colapsar. La política que se implementó consistió en duplicar la cantidad de becas doctorales ofrecidas, sin imponer limitaciones o fijar prioridades en relación con los temas a estudiar o los lugares donde realizar esas investigaciones.
Cinco años después, lapso razonable en el que se realiza un doctorado, comenzó lo que varios dimos en llamar el «baby boom»: la duplicación de los graduados universitarios que terminaban su doctorado, pasando de 500 a 1000. En particular en Exactas-UBA, la cantidad de graduados de la carrera de doctorado pasó de 120 anuales a aproximadamente 220-250 por año.
Consecuencias de la política de la no-política
En la Argentina no hay ninguna restricción en relación con la carrera que uno quiere estudiar en el grado. En todos los casos el estado paga los costos. Además, ofrece becas, como las del Programa Nacional de Becas Universitarias (PNBU) que se otorgan por necesidad económica a todas las carreras por igual. Fue recién a partir del año 2009 se que se crearon las Becas Bicentenario, con un monto superior a las PNBU, y restringidas a las denominadas «carreras prioritarias» (exactas y naturales, ingenierías, agronomía, veterinaria, diseños, farmacia y bioquímica).
La consecuencia de esta política en Exactas-UBA es que el 38% de los aproximadamente 1.000 alumnos que ingresan todos los años estudian biología. Es interesante reparar en que la carrera con mayor cantidad de alumnos en la década de 1960 era química y la de 1980 fue computación. Al mismo tiempo solamente 20 estudian ciencias de la atmósfera.
Esta situación, sumada a la asignación de una enorme cantidad de las becas doctorales por parte del CONICET en función de los intereses personales de los becarios, determinó que para el año 2011, cuando ocurre el «baby boom» hubiera una enorme cantidad de nuevos doctores en biología, y no tantos en química o física.
El reclamo gremial: mi papá el estado
El grupo de becarios y ex-becarios que habían militado durante los años 2005-2010 para que se equipara las actividades realizadas durante los estudios doctorales con un trabajo profesional, encontraron repentinamente un nuevo foco de conflicto, y de reclamo: que el CONICET le diera trabajo como investigador a todos los becarios que se doctoraban.
El argumento era que el CONICET había dado becas porque necesitaba esos doctores, y que entonces ahora debía tomarlos a todos. La realidad era otra. Ya al momento de duplicar la cantidad de becas en el año 2005, el CONICET había indicado que pensaba generar ingresos por el 50% de esa cantidad, asumiendo que el resto se iba a insertar en el resto de las instituciones científicas y tecnológicas o bien iba a desempeñar sus actividades en el ámbito privado. Por otra parte el CONICET pretendía mantener un equilibrio entre las cuatro grandes áreas: ciencias agrarias, ingeniería y de materiales; ciencias biológicas y de la salud; ciencias exactas y naturales; ciencias sociales y humanidades.
El cierto que el CONICET contribuyó con esta idea al no haber hecho mucho más explícita y desde el comienzo, como lo haría desde el año 2012, la asignación de prioridades temáticas y regionales.
En la convocatoria a ingreso a carrera de investigador del año 2011 se observa por primera vez que quedan postulantes sin ingresar en áreas como biología y ciencias sociales, si bien muchos obtienen beca posdoctoral. Era claro que el problema se iba a repetir en los próximos años, al menos hasta que se volviera a equilibrar las políticas de asignación de becas doctorales y de ingresos a carrera de investigador.
Página/12 :: Sociedad :: Reclamos y prioridades
En los años siguientes el MinCyT implementaría diversas iniciativas para colaborar en la inserción de los doctores tanto en empresas como en diversos ámbitos de la administración pública.
La charla de ingresantes de marzo de 2012
Todo el relato previo sirve para contextualizar la situación a la que se llega a la charla de ingresantes del año 2012. En Exactas-UBA se organizan desde hace muchos años charlas de bienvenida para los alumnos ingresantes. Desde el año 2009 esto se mejoró a través del programa Ingresantes.
Todos los años se preparaba un gráfico de barras que mostraba la cantidad de ingresantes en cada carrera. Se iba preguntando quiénes eran de una determinada carrera y se hacía alguna broma en función de si eran muchos, pocos, etc.
Se me ocurre intervenir y pedirles que levantaran las manos los alumnos que habían elegido la carrera en función de lo que les gustaba. El 90% levantó la mano. Luego les pido que levanten la mano los que habían elegido la carrera en función de la oferta laboral. Unos pocos levantan la mano.
Allí les digo que ambas cosas, qué les gusta a ellos y cuánta oferta laboral hay, eran variables independientes que no estaban correlacionadas. Que estaba muy bien decidir en base a lo que a uno le gusta, pero que tuvieran en claro que así como la mayoría iba a estudiar biología hoy había mas demanda laboral para químicos, computadores y geólogos.
La actividad terminó sin mayores incidencias, si bien notamos que los militantes del Centro de Estudiantes (CECEN), que siempre iban a las charlas a repartir su propaganda, estaban alterados con mi comentario.
Mentime que me gusta
En la siguiente sesión del Consejo Directivo, del 26 de marzo de 2012, se realiza una convocatoria a asistir a la sesión para cuestionar mis expresiones. Allí el Consejero Dos Reis critica lo que yo había dicho en la charla de ingresantes, porque, si bien era verdad, no había que decirle eso a los alumnos porque se desalentaban.
Para los que no puedan creer, acá las actas taquigráficas:
UBA – FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES – Acta de la Sesión Ordinaria del 26 de marzo de 2012
Sobre demanda laboral a egresados de la Carrera de Biología
Sr. DOS REIS.- Nosotros queremos señalar algo que nos parece muy preocupante. En este Consejo Directivo se estuvo discutiendo alrededor del tema de las becas postdoctorales en el CONICET y el ingreso a carrera con la cantidad de doctores que se formaron en la Argentina y que quedaron afuera de distintas posiciones del CONICET. El área más afectada fue la de Biología y Ciencias de la Salud.  Son conocidas la movilización que hubo y los distintos hechos que se fueron sucediendo.
Al mismo tiempo, nos preocupa lo que se viene planteando alrededor de la Carrera de Biología y lo que dijo particularmente el señor Decano en la charla con ingresantes, donde se puso un gráfico en el cual estaba la cantidad de ingresantes por carrera que mostraba que había pocos ingresantes en diversas carreras y después llegaba a la carrera de Biología con 260 ingresantes.
Ahí se les pregunta a los estudiantes por qué habían elegido su carrera, si era porque les gustaba lo que iban a estudiar –y ahí levantaron muchos la mano– o si era por una cuestión laboral que elegían  esa carrera, y ahí levantaron pocos la mano. Y luego de plantear eso, se señala que había más demanda laboral en carreras como Computación que en la Carrera de Biología. Y que en la Carrera de Biología hay menos demanda laboral que la cantidad de biólogos que producen nuestra Facultad y el sistema educativo universitario.
Efectivamente, son hechos y por eso no vamos a polemizar con algo que son hechos. Pero por algo se los relata de esa manera.
Nosotros consideramos que de esa forma de desalentó a los recién ingresados porque el Decano, en la primera charla que tuvieron los estudiantes, les plantea esto de esta manera. Ese fue el mensaje que se les dio a los estudiantes. En ese sentido, queremos preguntarle al señor Decano cuál es la política a seguir en relación con la carrera de Biología; si, efectivamente, hay que alentar o hay que desalentar el estudio y el trabajo en la Biología y cuál es el criterio a utilizar para la carrera de Biología en relación con los planes de estudio y esa situación.
Sr. DECANO.- Le agradezco ante todos que me estén filmando, porque es verdad. La pregunta que usted me hace a lo mejor es demasiado pretenciosa o demasiado presuntuosa porque, como usted bien dijo, yo no tengo la verdad absoluta ni la dije ese día. Ese día yo simplemente pregunté y luego manifesté –como usted dijo– hechos. Me parece que, efectivamente, puede ser interesante en un momento en que el país, por ejemplo, necesita muchos químicos, que de golpe alguien sepa que, si quiere estudiar Biología, es buenísimo y puede estudiar Biología pero que, a lo mejor, tendría una mejor inserción laboral si estudia Química.
Yo no les dije que se cambien de carrera. Simplemente, pregunté por qué habían elegido y la realidad es que la mayoría –confirmando, tal vez, el prejuicio que yo tenía– eligió por lo que quería estudiar, lo cual me parece perfecto. Yo también elegí por lo que me gustaba estudiar. La diferencia es que después no le reclamé 6 u 8 o 10 años después al Estado que me asegurara el trabajo en lo que yo había elegido hacer.
Pienso que ahí hay un tema. Dado que pareciera ser que la adolescencia se prolonga ahora indefinidamente y uno llega a los 30 años y le exige a papá Estado que le garantice trabajo de por vida, me pareció que sería bueno que los estudiantes supieran que había dos variables que no estaban correlacionadas. Una variable es lo que ellos quieren hacer y la otra variable es lo que el país está necesitando de graduados de Exactas. Son dos variables independientes. No fue más que esa mi intención.
Sr. DOS REIS.- ¿Pero a usted le parece que el país no necesita biólogos?
Sr. DECANO.- No. Está cambiando mis palabras. Yo en ningún momento dije eso.
Sr. DOS REIS.- Lo planteó en relación con la demanda laboral. La pregunta es si cree que el país no necesita biólogos o que sí necesita.
Sr. DECANO.- El país. ¿Qué es “el país”?
Sr. DOS REIS.- La Argentina.
Sr. DECANO.- No. Me refiero a si es una cosa de sentimiento del tipo: “necesitamos más científicos” y demás. ¿Cómo lo cuantifica?
Sr. DOS REIS.- En relación con las necesidades que tiene nuestro país, por ejemplo.
Sr. DECANO.-  Le doy un ejemplo de cuantificador: vacantes que se van a abrir en los próximos 10 años en esta Facultad de cargos de profesor: claramente va a haber menos vacantes para Biología, en relación a la cantidad de alumnos, que en otras carreras.
Sr. DOS REIS.- Pero depende del sistema científico y del sistema educativo. El punto es si partimos de cuáles son las necesidades del país, por ejemplo, en relación con la producción de medicamentos y vacunas; en relación con el relevamiento y el conocimiento sobre nuestros recursos naturales para poder explotarlos de un modo sustentable; los estudios epidemiológicos, etcétera. Uno de los puntos es si, efectivamente, el país necesita más eso o no.
Sr. DECANO.- Que necesita gente de esa disciplina, por supuesto.
Sr. DOS REIS.- Pero si nos vamos a regir por la demanda que da el sistema, eso no implica que esté de la mano con las necesidades que tenga el país, por ejemplo. Uno de los puntos es cuál es el criterio que tenemos, si va a ser sobre la base de la demanda laboral o…
Sr. DECANO.- ¿Y qué es “el sistema”?
Sr. DOS REIS.- El sistema es el Ministerio de Ciencia y Técnica, son las universidades,  las políticas que tiene el gobierno nacional…
Sr. DECANO.- Le pregunté porque, a lo mejor, estábamos hablando del Banco Mundial o del Fondo Monetario. Pero estamos hablando de organismos públicos.
Usted está diciendo que hoy en día los organismos públicos no están demandando graduados en la misma proporción en que los estudiantes eligen las carreras que quisieron estudiar. Eso es lo que está planteando. Se planteó cómo podía ser que el Estado no esté demandando nuestros graduados en la misma proporción que los estudiantes que eligieron sus carreras; cómo podía ser que de 100 graduados que estamos formando, el Estado no esté demandando que 40 sean biólogos.
Sr. DOS REIS.- Si nosotros regimos el aliento o el desaliento de los estudiantes de Biología alrededor de lo que demanda el sistema…Yo creo que así se desalienta.
Sr. DECANO.- Es una interpretación personal.
Sr. DOS REIS.- Preguntemos a los estudiantes a quienes el Decano les dijo eso en la primera charla que tuvieron. Es claramente un desaliento para el estudio y el trabajo en Biología.
Sr. DECANO.- Si la intención de la Facultad hubiera sido desalentar, habríamos puesto cupos y el curso de preparación para el pre-CBC lo hubiéramos hecho para todos, menos para los biólogos. A todos se les ofreció la misma oportunidad. Únicamente osamos decirles que había dos variables que no estaban correlacionadas. Por mencionar eso, estamos hablando de esto hace diez minutos. Es notable.
Tiene la palabra la consejera Maffey.
Sra. MAFFEY.- Este debate nos parece bastante relevante.
Como acotación, nos parece que no es lo mismo que en la charla de ingresantes a la Facultad, adonde van chicos de 17 años, dé una opinión cualquiera a que se presente el Decano de la Facultad y plantee este tipo de cosas. Convengamos que para alguien que ingresa a la Facultad no tiene el mismo peso si eso lo dice un vecino o alguien de la calle. Esto tiene relevancia y hay que analizar lo que se plantea.
En segundo lugar, es un poco peyorativo decir que las demandas laborales que se plantearon en el último tiempo se deben a que la adolescencia se prolongó hasta los 30 años y que acá la gente le pide al Estado que le consiga trabajo, como a un padre o a un tío que trabajan en una empresa. Esa no es la realidad.
Lo reclamos que se hicieron en el último tiempo fueron a partir de la gente que estaba en el sistema científico. Por supuesto que los consejeros no lo van a aceptar, porque como sostienen el régimen de la precarización laboral, ese mismo sostenimiento les sirve para justificar que los despidos no son despidos. Vamos a tener el mismo debate que tuvimos con el Rojas. Estamos hablando de gente que tenía dos becas –doctoral y postdoctoral– y que luego de años de trabajo en la investigación el Estado le dijo: “Todo muy lindo, pero no te necesitamos más”.
El Decano se pregunta cómo se evalúan las necesidades de lo que el consejero llamó “el país”. Entonces, yo me pregunto cuáles son las necesidades que evalúa el Estado y el actual Gobierno Nacional para determinar que no hacen falta más becas o que se puede dejar a alguien sin una línea de investigación y decirle: “Fijate si podés ir a Techint o ponete un puesto de panchos en la costanera”.
Esa necesidad de científicos o de investigación pública obedece a una política del Gobierno Nacional, que plantea su política científica, como tantas otras, basada en las necesidades empresariales –por ejemplo, por medio del Ministro de Ciencia y Tecnología o de la presidenta del CONICET– o basada en lo que es rentable o no en los mismos términos. Plantear que no hay una política efectiva de parte del Gobierno Nacional y que el señor Decano cuando se dirige a los estudiantes no es cómplice de esa política científica, no es algo real.
Nosotros planteamos que hace falta más investigación y más puestos para investigar. ¿Y cómo cuantificamos esa necesidad? En la cantidad de áreas de conocimientos, necesidades técnicas y sociales de todo tipo que creemos que podrían ser no sé si resueltas, pero que contribuirían por lo menos a solucionar los problemas de los egresados tanto de la carreas de grado, como de postgrado de la universidad. Es muy sencillo de cuantificar. Se puede mencionar la producción pública de medicamentos, la precarización de la vivienda y el desarrollo de nuevos materiales, el problema del agua en zonas del norte del país, para mencionar algunas de las tantas que existen.
En este sentido, hay que tomar una decisión política. O se considera que no son necesidades que hay que solucionar o se las reconoce y toma la política del Gobierno Nacional que plantea que no hay necesidades o que si las hay, no le interesa resolverlas.
Se tergiversa o menosprecia el reclamo de la gente que después de tantos años de investigación se queda en la calle y el Estado no les da soluciones. El propio Ministro de Ciencia y Tecnología planteó que el plan de inserción de doctores ubicó a tres doctores en los dos años que lleva; o reconoce que las universidades del conurbano no van a absorber  a la gente que queda afuera de las becas de investigación. Es decir que reconoce su total inoperancia para insertar a la gente que quedó excluida del sistema.
Sr. DECANO.- Tiene la palabra la consejera Ceballos.
Sra. CEBALLOS.- La verdad es que estoy un poco confundida, porque han definido a esto como un debate. Y yo cuando voy a un debate, me invitan con un temario. Acá estoy en una sesión del Consejo Directivo con un Orden del Día –tan pedido por muchos– donde está pautado lo que vamos a discutir hoy. Ahora no hay proyecto de resolución, sino que se quiere debatir en el inicio de la reunión del Consejo Directivo; un debate que no es debate.
Yo soy bióloga y defiendo la carrera de Biología. Mucha de la gente que quedó afuera en las áreas biomédicas no eran biólogos, sino que eran médicos y bioquímicos. En el área de biomédicas –ustedes lo sabrán bien– entran un montón de carreras.
Es cierto que el Estado debe fijar áreas prioritarias, pero después no nos quejemos. Para el Estado puede ser muy importante tener biólogos que trabajen en contaminación y no tener ningún significado que un biólogo estudie la “quinta pata del gato”, que es el tema que eligió estudiar porque le gusta.
Ya lo dije en la anterior reunión del Consejo Directivo. Queremos que el Estado nos financie todo. Es cierto y yo lo defiendo. La obligación del Estado es financiar la educación. Pero también queremos hacer con eso todo lo que queremos. Tenemos todos los derechos, pero ninguna obligación. Y el Estado tiene todas las obligaciones y ningún derecho.
Dado que no es un debate, sino una interpelación al señor Decano antes de que se inicie la sesión del Consejo Directivo, pido que pasemos al tratamiento del Orden del Día. Y como moción de orden pido que se finalice con la interpelación al señor Decano y se inicie el tratamiento del Orden del Día.
Sr. DECANO.- Tengo anotados a los consejeros Paz, Durán y Etchenique.
Sr. PAZ.- Propongo que se el consejero que quiera anotarse lo haga en este momento, y que se cierre el debate con lista de oradores.
Sr. DECANO.- Se anotan los consejeros Dos Reis y Giménez.
Tiene la palabra el consejero Paz.
Sr. PAZ.- La consejera se me anticipó, porque yo iba a hacer la misma moción.
Quiero expresar mis puntos de vista.
Me sorprende una vez más que las discusiones se planteen en los términos en que se hicieron en la última sesión del Consejo Directivo y en esta reunión, donde aparentemente al Decano se lo interpela por una opinión que dio en la charla de ingresantes, lo cual podría haber estado destinado a desestimular a estudiantes que eligieron la carrera de Biología. En primer lugar, nunca se habló en este Consejo Directivo de las numerosas actividades que tiene la Facultad, y es una macana que no se haya hecho esto para estimular el aumento de la matrícula. Si la Facultad tiene charlas para ingresantes, es una novedad. Me gustaría saber cuántas facultades de nuestra universidad tienen charlas con ingresantes o actividades destinadas a los alumnos del CBC, para ayudarlos o contribuir a su mejor formación  que les permita aprobar las materias específicas del CBC con mayor comodidad, como tiene esta Facultad. En gran parte es mérito de la gestión del actual Decano. No necesita demostrarle al consejero, pero el Decano ha dado sobradas muestras de una vocación porque la Facultad sea un organismo receptivo de más estudiantes y no de menos estudiantes. Si el señor Decano de esta Facultad hace ocho años hubiera ido a una charla de ingresantes a decir “hay más trabajo en tal disciplina que en tal otra”, hubiera estado probablemente loco, porque no había trabajo en ninguna disciplina que se estudiaba en esta Facultad. Lo que hizo fue decirle, por la situación en que se encuentra nuestro país, que existe pleno empleo y falta de profesionales formados en ciertas disciplinas que se estudian en esta Facultad. Esa es una realidad innegable y el consejero debería conocer muy bien, y la Facultad debería celebrar. Hay demanda no satisfecha de profesionales formados en áreas como Computación, Física, Química, Geología y Meteorología –podríamos hacer una gran lista– y los estudiantes que siguen esas carreras saben que van a tener la posibilidad de elegir a dónde van a ir a trabajar, porque hay más demanda de profesionales. En otras carreras, como en el ámbito de la Biología, la situación es difícil. Lo que ha hecho el Decano, entiendo yo –tal vez sería bueno que lo informe, si considera que tiene que hacerlo, tal vez en otro ámbito por medio de algún documento–, y así lo interpreto después de haber hablado muchas veces con él, es dar un mensaje importante a los estudiantes de esta Facultad, para que conozcan  algunas cuestiones antes de entrar, para tomar sus decisiones. En el país hacen falta más físicos, más químicos, más matemáticos, más computadores, etcétera. Ese es un mensaje importante y nosotros lo tenemos que reivindicar como un logro de lo que ha sucedido en el país en estos ochos años. Es un logro. Nuestro país es distinto hoy con relación a lo que era hace ochos años en cuanto a la demanda laboral de profesionales formados en el área de la ciencia y la tecnología, como los que egresan de esta Facultad. Lo mismo se discutió la vez pasada con relación al tema de los becarios del CONICET. Sin tener en cuenta que lo que se estaba discutiendo es la absorción de profesionales formados en el propio CONICET, que está viviendo una etapa de crecimiento inédito de su planta en los últimos años. Antes ingresaban 500 y ahora van a ser aproximadamente 650 investigadores por año los que entren a la planta de la carrera de investigador científico. Se trata de un aumento enorme de la planta. Es un 10 por ciento del plantel actual. Es un aumento muy significativo que no está distribuido en función de la demanda. Porque hay más gente que quiere entrar en determinadas áreas que las que el CONICET permite. Ya hablamos en la sesión pasada de la falta de transparencia del CONICET. Pero se confunde el mensaje diciendo que se trata de una política de achicamiento y que el Estado se desentiende, cuando lo que está haciendo el Estado –no a partir de la movilización, sino de una decisión política tomada por este gobierno– es fortalecer, reconstruir el CONICET y tomar medidas para evitar el envejecimiento de la planta. La decisión de que entren 650 investigadores por año es una decisión inédita que es muy importante y que ha tenido un enorme impacto. Y es una decisión del Estado. Lo que se ha resuelto es que al entrar al CONICET es se lo hace con las reglas de juego de la carrera de investigador científico que mayormente  está destinada a promover la excelencia en la investigación científica y apoyar los planes de los investigadores científicos que los formulan en función de los temas que ellos consideran  importantes. Es investigación movida por la curiosidad y por el interés de los propios actores de la investigación. Así funciona en el CONICET. Para eso hay una serie de vacantes. Antes eran 500 y ahora serán 600 y pico. A su vez, está el INTA, la CONEA, instituciones a las que también se pueden presentar. Les pregunto a los consejeros si no saben que esos organismos también están tomando gente. ¿O acaso la CONEA no se ha revitalizado? Lo mismo con relación al plan nuclear que ha iniciado a una etapa diferente. No es cierto que haya una política de achicamiento del sector científico y tecnológico. Sería bueno que las cosas se discutan en su justo término.
En ese sentido, creo que esta Facultad tiene que redoblar los esfuerzos para atraer más estudiantes. Eso es evidente, porque nuestro país necesita biólogos con una formación de excelencia como la que brinda esta Facultad; más gente formada con título de doctor en Biología para, por ejemplo, cubrir un potencial plan nacional destinado a mejorar realmente la calidad de enseñanza universitaria y la investigación en las 35 universidades nacionales. Es evidente que se necesitan más biólogos para trabajar en esas universidades. La enseñanza de la Biología en muchas universidades no está en manos de docentes con experiencia en investigación, que tengan la metodología adquirida. En ese sentido, hacen falta grandes cambios en las universidades. El sistema universitario es bastante impermeable a ese tipo de cambios.
Creo que si de esto se buscaba generar una interpelación destinada a mostrar que el Decano está tratando de reducir la matrícula de la carrera de Biología, no corresponde. Está claro que esto no es así y lo demuestran las medidas que se han tomado en estos años y que han repercutido favorablemente.
En tal sentido, propongo que pasemos al Orden del Día como propuso la consejera.
Sr. DECANO.- Tiene la palabra el consejero Durán.
Sr. DURAN.- Voy a ser breve, porque muchas de las cosas que iba a plantear ya han sido dichas.
Obviamente, no estuve en la reunión a la que se refieren, pero me resulta asombroso, por decirlo de alguna manera, que se cuestione que se les dé a los alumnos la mayor cantidad de información posible. Lo que hizo el Decano, por lo que entiendo, es no es dar una opinión, sino información sobre hechos constatables. Creo que es obligación del Decano o de cualquiera al que le toque estar frente a alumnos ingresantes, darles la mayor información con la que contamos. Están menospreciando a los estudiantes si creen que por decirles que en tal carrera hay más demanda laboral van a cambiar de elección. Creo que hay que darles la mayor información posible. No se puede criticar eso. Realmente, es un menosprecio hacia los estudiantes que me parece terrible.
Sr. DECANO.- Tiene la palabra el consejero Etchenique.
Sr. ETCHENIQUE.- Quiero decir un  par de cosas.
Nuevamente se habla con una carga de autoritarismo increíble. Acá se habló de las necesidades del país. ¿Quién decide cuáles son las necesidades del país? ¿Las necesidades del país las decide el Decano? Por supuesto que no. Es el Decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Mucho menos las decide el representante de la minoría de estudiantes de la Facultad. Es una cosa de locos. Las necesidades del país las decide el pueblo argentino cuando vota a sus autoridades. El año pasado hubo elecciones. Parece que se olvidan que el año pasado hubo elecciones y se reafirmó un proyecto con el 54 por ciento de los votos. Ese proyecto tomó, entre un montón de otras cuestiones, una decisión particular que consiste en el apoyo del sistema de ciencia y técnica. Así ha sido y no cambió absolutamente nada en 2011. Todo indica que tampoco eso va a ocurrir en 2012. Lo que votó la gente es lo que la gente vio.
En segundo lugar, está el tema del mercado. Hay muchas formas de plantear cómo debe ser la enseñanza  universitaria. Hay una que es la peor de todas: el Estado tiene que hacerse cargo de la enseñanza universitaria de todo el mundo y cada uno puede hacer lo que se le da la gana. Elige la carrera y después exige que el mismo Estado le dé trabajo.  Es una cosa de locos. En los países que se dicen socialistas las cosas no funcionan así. El Estado organiza la matrícula, orienta la matrícula, tienen exámenes de ingreso para que entren algunos. Por ejemplo, si hay determinada necesidad de profesionales entra la cantidad de estudiantes en función de esos números y entonces se tienen en cuenta las necesidades del país establecidas por su gobierno. Realmente me gustaría que este gobierno lo hiciera y no lo hace. Realmente cuestiono que no lo haga. Tampoco, que yo recuerde, lo hizo ningún gobierno anterior en la República Argentina desde que estoy vivo. Tal vez, se tienda a algo así. Se pretende que cada uno entre, haga lo que se le dé la gana, lo que decida estudiar y después tenga la misma salida laboral. Eso lamentablemente es improbable que suceda. No es imposible. Puede darse a través del asar. Pero lo normal es que no suceda.
En tercer lugar, se dice que Biología o las Biomédicas fueron las que más perdieron  espacio en la proporción de becas otorgadas por el CONICET. Eso no es así. El área que más representación perdió es la de Sociales y Humanidades. Las Biomédicas y Biología se quedaron con lo mismo que tenían el año pasado y los anteriores. Lo que sucedió es que los años anteriores hubo una enorme cantidad de becarios en esa área, justamente, porque se dieron en función del mercado de aspirantes y no de las necesidades del país, del CONICET ni de nada.  Y, justamente, eso es lo que debería cuestionarse.
Recuerdo que en la última reunión nos invitaron a aprobar una resolución apoyando una movilización al Ministerio de Ciencia y Técnica, a la que concurrieron no más de 20 ó 30 personas; fue una vergüenza; menos mal que el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Exactas no se mostró partícipe de una movilización que no llevó a muchos más que los miembros de este Consejo Directivo.
Y respecto de la información que ha dado el Decano, la pregunta es si dijo o no la verdad. Hay que ver si es cierto que los biólogos tienen menos salida laboral que los computadores científicos, que los químicos, que los físicos o que los que estudian Ciencias de la Atmósfera. Si la información es verdadera, yo diría que esa información debería ser girada a todos los ingresantes de la facultad, con estadísticas serias y para que tengan la posibilidad de determinar cuál es la proporción de personas que consiguen trabajo, un año o dos años después de recibirse. Sería una información muy importante para que los estudiantes tengan algo más con que decidir. No digo que sea el único punto con el que decidir, porque no se puede hacer una proyección a cinco años sin que se genere una fuerte política desde el Estado y ya no desde la Universidad.
Ahora, si la información es falsa, merece todo nuestro repudio, pero no es lo que parece; nadie dijo que la información sea falsa. Entonces, el gran pecado del señor Decano sería dar una información verdadera y que alguien se haya sentido mal porque esa información verdadera no se corresponde con la percepción que esa persona tiene sobre su propia carrera.
Sr. DOS REIS.- Nuestra consulta al Decano se relaciona con la política a seguir respecto de la Carrera de Biología, porque hay preocupación, justamente porque la información es verdadera. Hay menos demanda de biólogos, así que nadie cuestiona lo dicho; nadie dijo que el Decano haya mentido. Esto es así.
Lo que le consultamos al Decano es si nosotros, como facultad, nos vamos a regir, alentando o desalentando carreras, según lo que nos indica el mercado laboral o si nos vamos a regir por lo que necesita la gente. Y esas necesidades son palpables, son objetivas y no son abordadas por el gobierno.
Hay cosas muy importantes que hacer, relacionadas con la biotecnología, con la producción de agroquímicos, con la producción de semillas transgénicas, con el proceso de sojización en la Argentina. Hay áreas enteras para trabajar. Otras cuestiones tienen que ver con la producción de medicamentos y de vacunas; está el tema de los recursos naturales y de la explotación de minera sustentable. Está el tema de la pesca, los relevamientos epidemiológicos a nivel nacional y los estudios sanitarios; tenemos cosas que hacer alrededor de los agrotóxicos y alrededor de la megaminería, temas todos censurados hoy en día. Y todo eso necesita de biólogos. Yo considero que se necesitan biólogos entonces, alentar o desalentar esa carrera debe partir de esa necesidad y no del mercado; y cuando se transmitió la información también debió decirse, porque lo dicho puede ser verdad, pero se eligió un aspecto de la información y no otro. Y esto que yo señalo no se dijo; sí se transmitió lo del mercado laboral.
Sr. GIMÉNEZ.- Primero que nada, mi descargo; es mi primera sesión de Consejo Directivo y estoy un poco nervioso y quiero señalarlo; quizás pronuncie palabras que tienen muchas consonantes y es bueno que los taquígrafos lo tengan en cuenta.
Lo que me surge luego de escuchar lo que se dijo recién y, a partir de lo último que dijo el consejero Etchenique sobre lo que el país necesita, es que nos debemos un debate sobre lo que es necesario; un debate en la facultad y en todo el sistema universitario nacional, para definir a qué nos referimos cuando decimos lo que el país necesita.
Y para no quedarnos en la cuestión semántica de si es “país” o “pueblo”, podemos hablar de las necesidades populares en la Argentina, aquellas que podemos contribuir a satisfacer desde las Ciencias Exactas.
En ese sentido, las universidades nacionales –y en particular, esta facultad– son muy importantes dentro del sistema científico nacional. Creo que nos debemos un debate sobre cuáles deben ser las áreas prioritarias o proyectos prioritarios –incluso, las áreas son muy amplias–, para poder contribuir a formar entre todos el concepto de necesidad del pueblo argentino. Porque si no damos ese debate, difícilmente se pueda entender cómo se asignan los recursos, que son finitos. Es así; en la tierra, los recursos son finitos.
Por eso, lo que les propongo a todos los consejeros en particular y a toda la comunidad de la facultad es que identifiquemos que es importante definir para qué se hace ciencia y con qué objetivos específicos; entonces, intentemos sentarnos a debatir sobre esto, con la intención de llegar –si se puede– a un consenso, para contribuir a la definición de las necesidades del país; una definición de lo que el país necesita.
Sr. DECANO.- Simplemente y lamentablemente me voy quedando sin baterías, pero quiero decir algo para que quede constancia.
No sé si le habrán dicho a los consejeros, pero también les conté a los ingresantes que yo estudié lo que quise, por vocación. Y, de hecho, cuando le dije a mi padre que iba a estudiar Física, me preguntó, “¿y de qué vas a vivir?”. No sé si es muy buen soporte para un pibe minusválido de 17 ó 18 años, pero es la pregunta que me hizo.
Y también les conté a los chicos que llegué hasta acá viviendo siempre de esto, por lo que considero que no me había ido tan mal en la elección. Quizás ustedes consideren que eso es desalentar a los ingresantes, pero me sorprende…
– Varios consejeros hablan a la vez.
– Manifestaciones en la barra.
Sr. DECANO.- Me parece fantástico que desde la barra me den esta oportunidad.
Yo no tengo un padre con campo sojero, lamentablemente. Les digo más: ni bien termine esta sesión tengo que ir a darle una mano a mi padre, que me ha pedido unos pesos prestados. Yo cobro como profesor adjunto y como Decano, con dedicación simple. Y no tengo ningún problema en decir que cobro 15 mil pesos.
Le agradezco a la barra porque gracias a las barbaridades que dicen me han dado la oportunidad de hacer esta aclaración
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La mención al «padre sojero» fue por los ataques que hacía desde la barra el estudiante Juan Winograd, militante del Partido Obrero y vestido con ropa de marca exclusiva. Sabiámos que su papá tenía campos y un muy buen pasar económico. A los gritos, desde la barra, insistía con una de las muletillas del PO: cuánto era el sueldo de los decanos.
La realidad que esta fue una -no la única ni la última- de las cosas que me agotaron y desalentaron en esta batalla permanente contra estos delirantes.
Jorge Aliaga
Septiembre 2014

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